La historia de Antillón y sus tenencias

Fuente de Antillón

Es cierto que hoy  en día esta construcción ha perdido su utilidad pero esta edificación tiene importancia como parte de la historia local, debido en parte al lugar en el que se sitúa, punto geográfico próximo a la vía, como la mayoría de las construidas durante el periodo de romanización.

Fueran romanos o árabes los que los que la construyeron, no deja de ser una obra de laboriosa construcción, el resultado esmerado de un trabajo que es equivalente al de algunas construcciones o iglesias medievales, ya que requería unos conocimientos especializados en los maestros de obra, más un esfuerzo en su construcción.

En general la solución al problema del agua fue el mantenimiento del manantial, a tal efecto, se realizaba el encauzamiento de este o la apertura del pozo con brocal.

Para Antillón, una población presumiblemente de población reducida, la construcción de este tipo de fuente requería desde luego un esfuerzo que consideramos es equivalente, al que siglos después supondría la construcción de la iglesia, por lo que se delata que fue en época anterior construida y desde luego requirió la presencia de alguien con suficiente autoridad y medios para organizar el trabajo, pues no solo es una mera solución al abastecimiento, antes bien, presupone casi un alarde de ostentosa solución constructiva.

Tenencias de Antillón

La tenencia fue una institución netamente aragonesa, en tanto que en Cataluña existió la similar de la veguería. No hubo veguerías en Aragón como no hubo tenentes en Cataluña, aunque pudo haber, y los hubo, tenentes catalanes, navarros y franceses, pero en tanto en cuanto eran tenentes de Aragón y las detentaban en nombre del Rey de Aragón, no del rey de Francia, del de Navarra o del conde de Pallars.

Esas tenencias aragonesas llegan hasta comienzos del siglo XIII, incluidas las de las tierras al Este del río Cinca, precisamente hasta el río Noguera Ribagorzana. Si desaparecen en el siglo XIII no es porque las tierras pasaran a ser catalanas, sino porque desapareció la institución como tal, en esta zona y en el resto de Aragón.

Las Tenencias de Antillón
El tenente era el representante del rey, y por lo tanto procedía de una familia principal, o vinculada al monarca; es decir que formaba parte de la minoría de los barones, que son los que tenían el derecho de acceso a las honores reales, lo que significaba de facto la posesión de casa, tierras, y hombres sujetos a las mismas. Su misión era complicada, porque debía atender asuntos en ocasiones que no le eran propios, como el cobro de impuestos anuales, una labor que correspondía al merino, o bien el cobro del censo (novena, delgada y galleta) en algunos lugares pequeños y apartados, pero pertenecientes al rey, así como en otros dependientes de la nobleza menor de los infanzones, cobrar a los campesinos y siervos; si bien su principal misión consistió en administrar justicia; y organizar la defensa del territorio y de la fortaleza en la que residía, amen de otros castillos que pudiera tener así mismo asignados. Por todo ello la figura del tenente resulta esencial, para comprender la ordenación territorial, jurídica y militar, desde fines del siglo X, a los comienzos del siglo XIII.

Ostentan la Tenencia de Antillón:

  • Juan Galíndez de 1131 a febrero de 1134.
  • Juan Galíndez de 1131 a febrero de 1134.
  • Sancho Juanes desde 1136.
  • Galindo de Naya desde febrero de 1185.
  • Galindo de Naya desde febrero de 1185.