Este templo dedicado a la Natividad de Nuestra Señora, pertenece al característico gótico aragonés del s. XVI, pero alzado sobre los vestigios de lo que fue primitivo templo románico, de una sola nave con bóvedas estrelladas y capillas.
Conserva modillones de su primitiva construcción y en su exterior, sobresaliendo de la fachada, el sepulcro del Señor de Antillón, muerto en la batalla de Muret junto a Pedro II y Rodrigo de Lizana, quienes apoyaron a los albigenses por cuestiones de Estado y parentesco, muriendo excomulgados y por ello, enterrados fuera del templo como los anteriores, que fueron situados los sepulcros en Sijena a la entrada del templo en sus muros.